Todo comenzó con un nombre: Hijas de Jesús. Él es nuestro centro, en Él lo tenemos todo; es el sentido de nuestra vida: llamadas, com-vocadas desde nuestra propia originalidad a vivir en comunión pero dispersas por el mundo, para ir a la misión, a los demás.
Es un centro, una raíz que se expande de manera frondosa y comienza a girar desde la vida y para la vida que se nos ofrece fresca, ágil, dinámica… a lo largo de 150 años y en ella hay espera y esperanza, frutos que van brotando y que continúan porque al centro le nacen otras ramas que extienden esa raíz, nuevos brotes, hojas diversas, flores de tamaños y colores variados pero bien conectados con la savia que reciben desde lo más profundo del ser carismático.
Esa consistencia en lo fundamental permite la diversidad total, que embellece el conjunto, es armónico y está integrado, no hay ramas sueltas, desgajadas, es un todo.
Es un árbol vivo, regalado para ser multiplicado mientras estamos en camino, ya sin retorno, que no se cierra porque tiene deseo y vocación de infinito, de trascendencia, y es una familia ampliada que avanza con alegría creciente.
QUERIDO LOGO
Miro tu rostro y me invita a dialogar contigo.
Te veo lleno de vida. Dinámico. Ágil. Fresco.
Ejerces sobre mi mucha fascinación y deseo apasionado de incorporarme a tu camino.
Un camino que se abre en muchos círculos y no se cierra en sí mismo.
Siento que marca un itinerario amplio y en movimiento.
Es cierto que el camino no puede ser estático. Sería una contradicción en su misma identidad.
Esos colores que adornan tu rostro me envuelven la invitación a seguirte en esperanza, con la calma y sosiego de quién piensa cada paso y no da saltos precipitados, sino armónicos e integrados.
Además tu rostro expresa claramente la invitación a caminar juntos nunca en solitario. Y juntos acompasando el ritmo que en palabras del poeta sería» voy tensando las alas y refrenando el vuelo porque no es lo que importa llegar solo, sino con todos y a tiempo».
Gracias querido carisma por regalarte de modo tan generoso. Por haber comenzado tu andadura hace 150 años y seguir vivo.
Por permitirnos agradecer este regalo que no podemos dejar de compartir para que sigas tú dinamismo en la historia.
Tus colores también hoy, en esta etapa histórica que vivimos, me hablan de desafío, de afrontarlo con confianza al saber que también tu has atravesado momentos difíciles pero siempre la luz dinámica de quién te inspiró, te ha acompañado y nos sigue iluminando.
Gracias, querido carisma por seguir vivo impulsándonos a vivir.
María Luisa Berzosa FI
Roma