Cuando apenas hemos comenzado un nuevo año, volvemos la mirada, desde el corazón, al 2021 que nos ha dejado y recordamos que, para nuestra familia religiosa, ha sido un hito histórico.
En la carta circular nº 11 de fecha 17 octubre de 2020, aniversario de la canonización de nuestra Fundadora, Graciela Francovig, FI, nuestra superiora general, nos recordaba que, en la planificación del gobierno general tenían el siguiente objetivo: “Intensificar en el tiempo de preparación de la celebración de los 150 años de Fundación de la Congregación, una profundización en aspectos de la vida de la Madre Cándida y de nuestra historia que enlacen con el deseo que presenta hoy la Determinación y que nos ayuden a recrear nuestra identidad carismática”.
Desde entonces, nos hemos visto envueltas en un ambiente de familia que ha celebrado su nacimiento 150 años después.
Una celebración enmarcada en la crisis global suscitada por la pandemia de Covid-19. En medio de situaciones de dolor y muerte que también nos han afectado, como parte de la humanidad, no hemos dejado de hacer fiesta de aniversario. Puede parecer una contradicción o una triste paradoja, pero si pensamos que nuestra vida cristiana es pascual, caemos en la cuenta de que la alegría puede convivir con el dolor.
Si hacemos una breve síntesis cronológica, nos daremos cuenta de los muchos beneficios recibidos y ante los cuales nuestro corazón no puede menos que exclamar ¡GRACIAS!
Los artículos y materiales mensuales que nos ayudaron a reflexionar sobre los rasgos de nuestra espiritualidad. Las entrevistas que nos acercaron a lugares de misión, viva y palpitante. Los encuentros de hermanas, de laicos, Familia Madre Cándida, educadores, hermanas en formación, jóvenes… encuentros virtuales todos, pero no menos cordiales y, desde luego, como una alternativa imposible de otro modo.
Se abrió este año jubilar en Salamanca el 7 y 8 de diciembre de 2020 y acaba de culminar en las mismas fechas y lugar, un año después, con Vigilia, Eucaristía y Acto Cultural. Todo ello vivido en ambiente de familia, con la colaboración de tantas manos, voces y sonidos, que nos dejaron un recuerdo imborrable.
Debemos darnos gracias mutuamente porque todas hicimos posible este aniversario histórico, siendo participantes gozosas, de cada propuesta. Y, no solo las Hijas de Jesús, sino toda la Familia Madre Cándida que creció en número y riqueza de propuestas y acciones concretas.
Y poner nombres a nuestra acción de gracias siempre es peligroso por los posibles olvidos, pero, aún con este riesgo, queremos agradecer especialmente:
Al Gobierno General, que impulsó y acompañó, el plan del año que fuimos desgranando.
A la Comisión de los 150 años, que hizo posible el desarrollo del año jubilar.
A las superioras provinciales que fueron auténticas portavoces multiplicadoras de lo que se iba proponiendo.
Al equipo de comunicación que estuvo muy atento a poner rostro y voz a las celebraciones y a otros tantos momentos, para que la trasmisión virtual llegara a todos los rincones.
A los diversos equipos y comisiones que a lo largo del tiempo colaboraron generosamente.
A la UISG (Unión Internacional de Superioras Mayores) que con disponibilidad y entrega a través de la plataforma Zoom, tanto ayudó a la conexión de todos.
A tantas hermanas y laicos que, de manera a veces muy silenciosa y casi anónima, colaboraron generosamente, con sus ideas, creatividad, sugerencias, acciones concretas, y fueron haciendo una bonita cadena de trasmisión para que el año jubilar resultara lo que hemos podido vivir.
Y dejamos para el final, el agradecimiento al Papa Francisco, cuyo videomensaje inicial, ha sido -y sigue siendo- tan inspirador y estimulante para nuestra vida y misión.
Este GRACIAS desde el corazón que reconoce tanto bien recibido, es un compromiso que no puede quedar en el pasado, sino que nos mueve a seguir celebrando hoy, en el 2022, es decir, a continuar bendiciendo al Señor por estos 150 años de historia, a seguir teniendo presente a santa Cándida María de Jesús, con su invitación a ser verdaderas de Jesús, a mantener y hacer crecer la Familia Madre Cándida para buscar juntos nuevos caminos y escenarios diversos donde vivir la misión compartida.
Este GRACIAS continúa porque el Señor sigue caminando a nuestro lado y porque la invitación a salir como «mujeres de frontera», permanece abierta, ya que nuestro mundo -aún con la pandemia o precisamente por ella- nos necesita con un corazón apasionado e inquieto para ir donde haya mayor necesidad.
Con María Estrella de nuestros caminos exclamamos GRACIAS, SEÑOR, porque haces cosas grandes con nuestra pequeñez.
Comisión de Comunicación 150años