Por Miguel Angel Ruano Sánchez
Laico – Salamanca
Es tiempo de soñar, de buscar y compartir juntos. Me imagino sentado en una camilla de esas que suele haber en las casas entrañables, junto a una chimenea y sus brasas que transmiten un ambiente cálido necesario para dejarme conducir, asumir este tiempo nuevo. En nuestro ADN corre el sueño de Madre Cándida, su sueño nuestro sueño, con dos vertientes religiosa y laical, pero que hacen posible una familia, la Familia Madre Cándida, porque es Familia de Jesús. Es tiempo de disfrutar me digo, de agradecer, de cuidarnos los unos a los otros, por eso he querido empezar esta reflexión al calor de una chimenea, y de un cafecito acompañado de algún pastel. Te pido que cuando tengas este texto en tus manos también sientas el calor que da una familia como la nuestra. Pido al Señor que nos ayude a unir corazones buscando un mismo sentir, dejando que el Espíritu nos conduzca. Ir detrás de Jesús como nuestra muy querida Madre Cándida
1.- Preámbulo
Dios es el primero que se pone en camino. El Espíritu es el elixir de todos los carismas. En este caminar de Dios con su pueblo, llegado la plenitud de los tiempos, “puso su tienda entre nosotros”, “y el Verbo se hizo carne”. Jesús es el centro de la historia de la salvación, en quien reside la plenitud del Espíritu y por quien nos es entregado el mismo Espíritu.
Él va convocando a mujeres y hombres que se dejan tocar por El y se ponen en camino. Ellos están llamados desde el carisma que reciben, hacer realidad el sueño de Dios que está empeñado en hacernos hijos suyos, y hacer de esta casa común un hogar de hermanos, rompiendo tantas estructuras de pecado como es la injusticia, la miseria, la desigualdad en tantas maneras de manifestarse y que lo sufren rostros concretos. Un plan que recorre la historia humana, la de ayer, hoy y mañana, en cada etapa será el mismo Espíritu quien vaya llevando a cabo su plan, incorporando a él personas seducidas por su sueño.
2.- Historia de nuestra familia
Siempre es bueno traer a la memoria y esta agradecida los acontecimientos primeros, aquellos que fueron hitos y que marcan las señas de identidad, así que tocaré por encima algún momento de lo vivido en 1869 y 1871:
En el Rosarillo contemplamos que la Trinidad está en movimiento en salida. Las Tres Personas ponen sus miradas en el mundo y determinan: «Hagamos Redención del género humano».
Llaman e invitan a personas concretas, como vemos en dicho retablo, Ana y Joaquín, María y José y con ellas se van incorporando tantos nombres que el camino no se detiene, pues el Espíritu continúa haciendo su obra y la llevara a buen término.
Juana Josefa ante el Rosarillo siente, también esa llamada, recibe el carisma, El Espíritu hizo sentir su voz:
“Ante esta familia humano-divina, Juana Josefa intuye la llamada de Dios, se va dejando convertir en Cándida María de Jesús. El carisma de la Madre Cándida nace del sueño, del deseo, de la experiencia fundante de pertenecer a la familia de Jesús, siendo hija de Jesús. La vida religiosa es la primera expresión de este carisma. Pero el Espíritu de Dios sigue aleteando, creando, provocando novedades…, y nace otra expresión del mismo carisma en la vida de los laicos y laicas comprometidos” (Mª Inez Furtado FI. II Encuentro Internacional de Laicos. Belo Horizonte – Brasil 2012).
Tocada, interpelada por la propuesta recibida, se deja llevar, con sus limitaciones, dificultades, solamente “colgada de la Providencia” y con un puñado de mujeres «se ponen en camino» el 8 de diciembre de 1871, en Salamanca fundan la Congregación Hijas de Jesús. Me encanta la formula del Instituto, tan sugerente, tan lleno de intuiciones, tan cargada de vida, de concreción y de sueños.
3.- Mirando los retos y el futuro
Han pasado 150 años, el Espíritu sigue la obra que comenzó en Sta. Cándida María de Jesús, vivimos un tiempo nuevo en el mundo, La Iglesia en constante renovación, por ello nuevos retos, nuevos desafíos, nuevas encrucijadas, pero una misma llamada y un mismo sentir. Redescubrimos el rostro de todos los bautizados. El bautismo punto de arranque en Madre Cándida, pues desde los inicios de su existencia se dejó llevar, ahí tenemos en sus biografías sus historias de niñez y juventud.
Hoy como en aquel momento que Santa Cándida María de Jesús se pone a disposición del Espíritu, el árbol de familia en estos 150 años ha ido crecido, recorre por él la savia del Espíritu que nos urge a salir para acompañar, curar las heridas, los desgarros que la familia humana sufre. El Papa Francisco acaba de darnos pistas:
“…no tengan miedo a revisar la hoja de ruta y ver qué decisiones nuevas tienen que tomar, qué cosas tienen que dejar de lado, pero siempre mirando el carisma fundacional, porque esa es la brújula que las va a guiar sin que se equivoquen.
No tengan miedo a meterse, métanse en todas las áreas, en los ámbitos que están gritando la necesidad de un anuncio evangélico, no tengan miedo, siempre que no vayan solas, vayan con el Señor; por eso la vida de oración en ustedes, mujeres de frontera, tiene que ir pegada a las opciones pastorales; de la contemplación y de la lectura de la Escritura a la acción.
Hoy tan vivo como ayer el carisma de Madre Cándida, nos interpela en un mundo que necesita irse convirtiendo en familia y que el Espíritu que movió a la fundadora de las Hijas de Jesús sigue provocando en quienes vivimos el presente tocados por las señas de identidad que en ella se dieron y siguen vigentes, y que son herramientas tan actuales para nosotros: “santificación, confianza, alegría, filiación, fraternidad, Cristocentrismo, María, Iglesia, disponibilidad, Educación, “por el bien de los prójimos”.
A Jesús siempre le vemos caminando, recorriendo todas las aldeas y ciudades para anunciar la buena noticia y curar todas las enfermedades, elige a un grupo de hombres y mujeres para compartir vida y misión. Jesús es el centro en la vida de la Madre Cándida a quien ella tan gustosa quería parecerse, como una hija quiere parece a su padre, así también ella recorrió pueblos y ciudades y soñaba ir hasta el fin del mundo con el propósito de salvar almas. Con ella un puñado de mujeres hicieron este camino desde la fundación y como no, siguen haciéndolo actualmente en distintos continentes.
Traigo aquí alguna frase de la primera carta que dirigió la actual Superiora General Madre Graciela: “Me atrevo a manifestarles, en nombre de las Hijas de Jesús, que nos comprometemos a escribir con ustedes esta nueva página de la historia que el Señor nos ofrece. Por eso me animo a pedirles, como pido a las hermanas, disponernos a la mutua ayuda con el fin de acoger las insinuaciones que el Señor nos hace como colaboradores suyos” (Graciela Francovig Godoy. Superiora General. Carta a los Laicos y Laicas nº 1.)
Traigo aquí algunos párrafos de la reflexión echa por la Comisión coordinadora Familia Madre Cándida, sobre que significa ser familia Madre Cándida:
“Desde hace algunos años, hay laicas y laicos que van sintiendo que el carisma también es para ellos, que es un camino de seguimiento a Jesús, que el Espíritu les llama a caminar por el, a vivir la misión como laicos desde las claves, desde los acentos que se le regalan a la Madre Cándida. Por eso hoy, herederos de esa historia, seguimos en búsqueda, el Espíritu sigue invitándonos, alentándonos para que juntos, Hijas de Jesús y laicos, sigamos recorriendo este camino de seguimiento a Jesús, para que su sueño de fraternidad pueda ir siendo cada vez más verdad, especialmente para los más desfavorecidos e injustamente tratados”.
Vuelvo a tomar las palabras que la Superiora General Graciela, nos dirigió al comienzo de este año Jubilar: “Que este año sea un año de gracia y de conversión; oportunidad para que se avive en nosotros la llama del seguimiento de Jesús, que eligió para sí la pobreza; ocasión para volver a escuchar junto a la Madre Cándida “El mundo es pequeño para mis deseos” y “Al fin del mundo iría yo en busca de almas”. Nuestro corazón está llamado a ensancharse universalmente, porque no hay fronteras en el carisma que se nos ha regalado como don”.
Al final deberíamos preguntarnos delante de Madre Cándida si hay caminos por andar en este mundo nuestro del siglo XXI, y si el carisma que ella recibió sigue vivo y ante la Sagrada Familia del rosarillo sentiremos la respuesta que nos deja en el corazón, “si está vivo, seguir caminando juntos, que el Espíritu haga oír su voz”.