Encuentro virtual —con la gran ayuda de zoom y muchas manos y corazones— de Hijas de Jesús como punto de partida al que podemos poner varios adjetivos: universal, cordial, familiar, emocionante, agradecido, cuestionador, interpelante, orante, impensable, sorprendente…
Durante la tarde romana, de ayer 25 de septiembre, fueron apareciendo en mi memoria afectiva muchos rostros sonrientes con un” hola” a coro y un movimiento de manos con tanta alegría que me emocionaba. Asistía a una convocatoria de casi la entera Congregación, posible gracias a la tecnología. ¡Acontecimiento jamás imaginado ni posible!
Se iba asentando en mi corazón esa plegaria saboreada desde diversos lugares y acentos, con los comentarios que me movilizaban nuevamente por dentro. Todo eso me fue preparando para escuchar a nuestra hermana Graciela, quien nos daba la palabra que no quería fuese suya, sino del Espíritu.
Y en el examen al acabar el día, en la terraza, con una espléndida noche otoñal, me resonaban varias frases que en su momento ya tuvieron eco en mi corazón y ahora podía detenerme un poco más. Y en la mañana de este domingo mi oración siguió con este contenido:
- ¿Vivo alegre con la vocación que libremente he escogido?
- ¿Me hago cargo de la elección que hice en mi vida?
- Hacerme consciente de los regalos que nos presenta la Determinación: seguir de cerca a Jesucristo que eligió para sí la pobreza…
- Hacer más visible mi identidad carismática
- Ser parte activa y por tanto, comprometerme, en una vida religiosa intercongregacional, intercultural, itinerante …en sinodalidad, dentro de la iglesia hoy
- Deseo hondo de ser verdadera Hija de Jesús y así contribuir al buen ser del Cuerpo y porque ahí “está todo bien”
- Ser bálsamo, aliento, presencia amable, impulso de esperanza, consuelo en el camino …en nuestro mundo
- Buscar unas relaciones interpersonales reconciliadas y sanadoras
- Tiempo de crecer disminuyendo… pero ahí también buscar y hallar al Señor.
Y entre momentos de silencio reflexivo, donde se palpaba la común-unión, de un rico compartir, de gestos, miradas de complicidad y permanentes sonrisas, llegamos al final de este encuentro donde no podían faltar noticias de familia: envíos que se van realizando, cierres que se transforman en nuestros proyectos apostólicos, somos para ir con otros y otras, ya no solas y asumimos con gozo que nos vayan preparando para cuando llegue el momento concreto…
Mis momentos de encuentro con el Señor terminaron —como no podía ser de otro modo— agradeciendo tanto bien recibido de su bondad, a través de Graciela que nos impulsa desde el cuestionamiento y la invitación a crecer, y de tantas hermanas y otras personas que colaboraron para hacer realidad este sueño de encontrarnos.
Intuyo que tengo materia para continuar orando; miro con cariño el JHS, acaricio en él mi vocación y veo que el futuro es un diseño de esperanza, envuelta en libertad y alegría. Con fuerte sentido de comunión en la gran diversidad que somos.
María Luisa Berzosa fi
Curia General – Roma